Con un despliegue de 2500 policías, Río de Janeiro vivió una jornada de enfrentamientos “de guerra”. El operativo contra el Comando Vermelho dejó 64 muertos, entre ellos cuatro agentes. Autoridades denunciaron uso de drones y granadas por parte de los narcotraficantes.
Una jornada de violencia sin precedentes sacudió este martes a la ciudad brasileña de Río de Janeiro. Un megaoperativo de las fuerzas de seguridad dejó al menos 64 muertos y más de 80 detenidos, en lo que el gobierno local calificó como “la mayor operación policial en la historia del estado”.
El despliegue, encabezado por las policías Civil y Militar, tuvo como blanco al Comando Vermelho (CV), la organización criminal más poderosa de Río, y se concentró en los complejos de favelas Penha y Alemão, en la zona norte. Según el balance oficial, 60 sospechosos fueron abatidos, además de cuatro agentes y cuatro civiles heridos de gravedad.
Operativo sin precedentes
Desde la madrugada, 32 vehículos blindados, dos helicópteros y varios drones irrumpieron en las favelas. Los efectivos ingresaron casa por casa en busca de los cabecillas del CV, señalados por planificar una expansión territorial.
El saldo parcial del operativo incluyó 71 fusiles incautados y 81 personas arrestadas. Las escenas en los barrios fueron dantescas: familias y líderes comunitarios se agolparon frente al Hospital Getúlio Vargas, donde se montó un auditorio para la identificación de cuerpos.
Vecinos denunciaron que “hay cadáveres tirados en las calles” y que la policía bloqueó el acceso a zonas altas del morro. “Las familias solo quieren saber a quiénes perdieron”, relató un representante barrial al diario O Globo.
Tensión política y reclamo federal
El gobernador Cláudio Castro, aliado del expresidente Jair Bolsonaro, celebró la operación en redes sociales. “Nos mantenemos firmes frente al narcoterrorismo”, expresó, y pidió apoyo del gobierno federal y de las Fuerzas Armadas.
Desde Brasilia, funcionarios del presidente Luiz Inácio Lula da Silva respondieron que el reclamo tiene “tintes políticos” en vísperas de las elecciones de 2026. Castro insistió en que la magnitud del operativo demuestra que “la intervención federal es necesaria”.
Ciudad paralizada y clima de guerra
Las consecuencias se sintieron en toda la zona norte de Río: más de 200.000 residentes fueron afectados por el cierre de escuelas, desvíos de transporte y suspensión de servicios sanitarios.
Las bandas criminales reaccionaron bloqueando calles y rutas con autobuses incendiados, mientras que drones lanzaron granadas contra el Batallón de Operaciones Especiales (BOPE).
A pesar de la violencia, el Aeropuerto Internacional de Galeão continuó operativo, aunque con accesos bloqueados por delincuentes. Las universidades UFRJ y UERJ suspendieron las clases por seguridad.
Críticas y antecedentes
El operativo superó en escala a la intervención militar de 2010, que había dejado más de treinta muertos. Organismos de derechos humanos cuestionaron la violencia y la falta de transparencia. “Las favelas vuelven a ser escenario de guerra y barbarie”, señaló la diputada Dani Monteiro, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa.
