
Recordemos siempre ser cuidadosos con nuestras palabras y acciones. No minimicemos los sentimientos de los demás ni emitamos juicios: nunca sabemos con qué lucha interna está cargando otra persona ni cuánto esfuerzo le implica salir adelante.
Hablar de suicidio puede salvar vidas.
Escuchar, acompañar y orientar hacia ayuda profesional hace la diferencia.